
Sin más pretensiones que hacer una etapa digna y no morir en el intento, yo, Lucky Luke, me fijé la barrera de los 250w para una cómoda ascensión. Y así fue, cómoda (seguro que alguno se está partiendo de risa con este comentario), para coronar con 40’22” y 252w. Justo terminar de mear y ya llegaban uno detrás de otro, seguidos de Ximo como buen pastor que guía a su rebaño.
De allí a Hondón de los Frailes, paradita en la panadería (en la que algunos ya somos clientes V.I.P) y cafetito con leche para despedir a Ximo, que se volvía a casa. Está a escasos días de vérselas con el diablo de Timanfaya allá por la Tierra del Fuego y ahora se debe a otros menesteres.
A partir de ahí, el viento se hizo el protagonista de la película, pero por más que se empeñó no consiguió más que ralentizar la marcha prevista. Llegados a Petrer, repostamos líquidos en una gasolinera a 1 km escaso del pie del 2º coloso de la jornada “el Xorret”.
Ritmo DID desde el principio con un ligero viento de culo que hacía más ‘relajada’ la subida. Este puerto lo conozco como la palma de mi mano. Sé dónde se ganan segundos, y dónde se pierden, sé dónde atacar a tu rival y dejarlo K.O., y dónde te pueden atacar a ti. Lo sé casi todo de este puerto. Pero lo que no sabía era subir sin dejarme la piel en su asfalto. Creo que todas mis anteriores ascensiones siempre han sido para mejorar mi marca, o al menos es la sensación que siempre me ha quedado al llegar a la cima. Por eso, en esta ocasión, me fijé unos márgenes de trabajo entre 250 y 270w. Eso significa entre 35 y 55w menos que mi mejor marca de hace escasas semanas. Así que si hablamos de 43’45” y 305w de mmp, ahora, con ese margen de potencia, debería estar rondando los 51’. La referencia de tiempo a mi paso por el hotel (a falta de 2.2 km para la cumbre) era escandalosamente mejor de lo que había previsto. Hasta la cumbre solo dediqué mi tiempo a razonar el por qué es tan delgada la franja de tiempo que transcurre entre dejarte la vida subiendo un puerto y subir a un ritmo relativamente cómodo, pero no logré razonamiento alguno. Coroné con 46’36” y 272w, es decir, a menos de 3’ y 33w de mi mmp y sin la sensación de echar el hígado por la boca (sensación inherente a subir este puerto).
Hasta Onil (final 1ª etapa DID) nos separaban unos 20km que recorrimos sin mayor dificultad para dejar de pedalear justo en el mismo sitio que espero hacerlo dentro de 149 días, la puerta del Ayuntamiento. Totales: 6h 02’ 47”, 143.81km, 193w y 23.8km/h.
http://connect.garmin.com/activity/33585960
Ya de vuelta nos dejamos llevar a Castalla (para entonces el viento soplaba fuertemente de culo), y allí nos metimos un bocata de jamón y queso con tomate de los que no tocan la garganta al entrar, con una coca-cola bien fresquita. Lo que no reparamos ninguno de los 4, fue en si llevábamos la pasta suficiente para pagar tal despliegue gastronómico. Entre risas y apuros fuimos haciendo apuestas sobre lo que nos podían cobrar hasta que, por fin, el camarero nos sacó de dudas. Nos faltaban 4 €. ¿Y ahora qué coño hacemos? Tranquilos, no hubo que fregar platos. Riki, que para entones estaba bastante tocado de su molestia en una pierna, llamó a su novia para que fuera a recogerlo y saldara nuestra deuda. Nos sacó de una buena.
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